Estamos enfrascados en el amor y sinembargo vivimos a traves del odio, camuflado de recursos morales...


lunes, 11 de abril de 2011

Besando a sapos

Mira Heizard había sido una joven aterrada por los tormentosos sueños de su pasado. Por entonces estaba francamente desorientada, y no sin motivo. No tenía problema alguno para dormir, pero cada día se despertaba con la misma angustia, con la misma imagen en su cabeza. Se trataba del jinete; en ocasiones el propio Lucifer a caballo, con el escabroso rostro de quien emana delirios de grandeza sobre lo terrenal, el que injuria con su poder de seducción, el que desposa a toda alma noble de su materia corpórea… En otras ocasiones observaba un caballero de linaje real. Enfundado en una armadura que simboliza su fortaleza y con la lanza que deja entrever su gallardía. Y con el rostro al descubierto para el deleite del narcisista mostraba una sonrisa honesta, y que a la postre siempre era la última imagen de Mira al despertarse de dicho sueño. En su juventud, Mira había leído algunos clásicos de caballería, entre ellos “El Quijote”, así que de tanto en tanto soñaba con este superlativo caballero, y tras algún dislate del Quijote se despertaba aturdida por la incomprensión, incapaz de dar ningún significado a lo que soñaba. Pero esto no es todo ya que tenía un sinfín de personajes; a cual más aterrador, o más intrigante, o desconcertante, o quizá a cual más deseado e incluso a cual más desdeñado. Pero era tal la amalgama de personajes que manejaba su subconsciente que definitivamente acabó por perder parte de su conciencia. Tanto es así que decidió pasar su vida al lado de un jinete muy peculiar. ¿Se imaginan a un sapo montando a caballo…? Hagan ese esfuerzo y luego imaginen por qué Mira nunca supo besar al sapo.

Cuando era joven, Mira cometió lo que ella creía ser un fallo. En vez de elogiarse por haber tenido dicha experiencia y poder aprender de ella, decidió fustigarse haciendo que su subconsciente creara todos esos personajes. ¿Cuántas veces han buscado algo que tenían en sus propias manos? Tampoco digo que vayan besando sapos…

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